El aceite de oliva es el emblema de nuestra Dieta Mediterránea y, además, es uno de los alimentos que nos pueden ayudar a reducir el colesterol, mejorando nuestra salud cardiovascular. El responsable es el ácido oleico, componente principal del aceite de oliva, un ácido graso monoinsaturado que contribuye a reducir el colesterol LDL (el “malo”) y a aumentar el HDL (el “bueno”).
Además, el aceite de oliva es una importante fuente de vitamina E, carotenos, esteroles vegetales, antioxidantes y compuestos fenólicos, sobre todo cuando nos referimos a aceite de oliva virgen y aceite de oliva virgen extra. Gracias a estos componentes, protege al organismo de la oxidación, reduce la presión arterial y la inflamación y disminuye la tendencia de la sangre a formar trombos, tal y como recoge la Fundación Hipercolesterolemia Familiar (FHF), una organización benéfico-asistencial creada para concienciar a la población sobre la importancia del colesterol, su detección precoz y su tratamiento y control.